Nuestra historia

 
 

Los comienzos

 

Hace unos 3 millones de años fue realizada la primera mutación genética en unos primates que vuestra ciencia denomina como australopithecus.  Como consecuencia de esta modificación surgió, después de varios miles de años, una nueva especie de seres llamado pithecántropus con características claramente protohumanas.  Por propio desarrollo y asimilación de sus experiencias, el pithecántropus pasó a convertirse en el ser al que se denomina neanderthal y homo sapiens, con características ya claramente humanas. Estos seres fueron sometidos a una segunda modificación genética, que dio como resultado la aparición del primer ser humano consciente autóctono de la Tierra: el hombre de Cro-Magnon u homo sapiens-sapiens. Esta nueva modificación afectó al desarrollo del cerebro de los hombres de Neanderthal, especialmente a la conexión entre el neocortex y el hipotálamo, lo que les posibilitó para ampliar su capacidad intelectual. Apareció el lenguaje, se activaron una serie de centros y glándulas que permitieron al hombre luchar contra la adversidad utilizando cada vez más áreas cerebrales.

 

Los manuscritos de Geenom I – Terrestres, esta es la Historia
 
 
 Australophitecus, tal como se halla representado en el Museo de la Evolución de Burgos
 
 
 del Australopithecus al Neanderthal y, tras una nueva intervención, al hombre actual
 
 
 Neanderthal, tal como aparece representado en el Museo de la Evolución de Burgos

 

 

Lemuria y la Atlántida

 

Hace aproximadamente 50.000 años comenzó la SEGUNDA GENERACIÓN de habitantes de la Tierra. Estuvo compuesta por una parte por los homo-sapiens terrestres ya capacitados para contrastar sus experiencias con otros hombres formando comunidades, y por otra por hombres del planeta Urano, que por entonces se había hecho inhabitable debido a trastornos ecológicos y gravitacionales. Estos trastornos fueron provocados por la invasión de la órbita de Urano por otro planeta desconocido hasta entonces. También la acción de los propios uranitas sobre su planeta, alterando el equilibrio ecológico y haciendo irrespirable la atmósfera, provocó que un gran número de ellos tuvieran que ser trasladados en las naves de la Confederación de Mundos Habitados de la Galaxia a otro planeta de similar evolución: la Tierra.

 

Estos hechos marcaron el final de la generación de Urano*. Así, los uranitas que habían alcanzado el suficiente grado de evolución pasaron a formar parte de una generación un peldaño superior en otro planeta, y los que fueron traídos a la Tierra tuvieron que repetir la experiencia no superada y permanecer en el mismo grado de evolución. Los más adelantados intelectualmente se instalaron en un continente llamado Atlántida que se encontraba en el océano atlántico, y del que algunos restos son las islas Canarias, las Azores, las Bahamas y Bimini. Los más retrasados intelectualmente se instalaron en Europa, Asia y África. Este grupo de uranitas se mezcló con los homo-sapiens terrestres enseñándoles, entre otras cosas, el uso del fuego.

 

La Tierra de Atzlan o Atlántida medía aproximadamente de Norte a Sur 6.000 Km y de Este a Oeste 1.200 Km**; en la zona Noroeste existían unos altos montes que protegían al Sur de las corrientes frías del Norte. El suelo era fértil y gozaba de un clima benigno.

 

Por último, hubo una tercera expedición que completó la segunda generación de la Tierra; estuvo formada por hombres traídos de Marte y de un planeta llamado Lemurt. Fueron transportados por naves de los Hermanos Mayores e instalados en el continente que se conocía como Lemuria y del que son restos las islas de Polinesia y Japón.

 

El continente americano no fue habitado en esas fechas a causa de la inestabilidad telúrica.

 

Los habitantes de Lemuria no poseían ejército, tenían un carácter pasivo y dedicaban su mente a la meditación. Sus vidas estaban plagadas de una gran cantidad de ritos, tabúes y ceremonias; no estaban tecnificados.

 

En Oriente, la India recibió influencia de Lemuria. A los Vedas les llegó el conocimiento a través de las incursiones de pueblos arios del Norte de Europa y Asia.

 

25.000 años duró esta generación. La pauta la marcaron los atlantes que condicionaron la evolución del planeta y sus habitantes con su filosofía de vida. Crearon una sociedad teocrática, tecnológica y colonizadora, orientada a la explotación de los otros pueblos menos desarrollados, controlando el conocimiento, las materias primas, la religiosidad y la economía del planeta.

 

Su tecnología dominaba la energía atómica y por otro lado utilizaban sectores de la mente que hoy consideraríamos como paranormales. Al final de la civilización atlante la degradación moral y espiritual fue casi total. Practicaban la esclavitud de otras razas a las que sometían a todo tipo de vejaciones y abusos, obviando su condición de seres humanos. Era una sociedad racista y explotadora. En los últimos años se dispersaron por el Este y el Oeste algunos elementos (personas) no prostituidas que lograron transmitir sus enseñanzas a pueblos de lo que hoy es América Central y del Sur y también al Norte de África, como Egipto y, en Europa, a las zonas que hoy ocupan España, Francia e Irlanda. El final de la generación estuvo marcado por la utilización de la energía nuclear en guerras internas y un desequilibrio ecológico a gran escala. Se provocaron cambios climatológicos tales que la temperatura del globo aumentó, los hielos se fundieron y se generaron grandes cataclismos geológicos que las diferentes tradiciones nos han hecho llegar como Diluvio Universal.

 

Extractos de Los Manuscritos de Geenom I y II – Terrestres, esta es la Historia y El Hombre célula Cósmica

 

*para quienes tengan su mente suficientemente abierta, recuerdo las palabras de un hombre de EEUU de fama mundial por sus logros como piloto: John Lear
 
John Lear nos dice que las misiones de Estados Unidos Apolo nunca fueron a la Luna y que la Luna está habitada por una civilización de más de 250 millones de seres humanos como nosotros, pero mucho más avanzados, que no proceden de la Tierra.
La investigación de John sostiene que nuestro sistema solar tiene 40 planetas, no 9, y que todos los planetas, sus lunas y satélites están habitados por seres humanos similares a nosotros, así como por extraterrestres. John aún más, afirma que la humanidad fue concebida, diseñada y construida por extraterrestres que secretamente controlan nuestras vidas y que la humanidad es una sola hebra de un número infinito de hilos de vida.
**hoy el Océano Atlántico es mucho más ancho que entonces, pues la Tierra se expandió varios miles de kilómetros por la zona en la que hoy estaría la Atlántida. La zona de expansión con sus franjas paralelas se observa claramente en las imágenes de satélite, tanto entre Europa y Norteamérica como entre África y Sudamérica. La expansión de la Tierra es algo bien conocido pero bien callado por los dueños y explotadores de la granja humana. Lemuria se hundió más lentamente que la Atlántida y también la Tierra se ensanchó por la zona de lo que fue este continente
 
Nota: todos los mapas que hoy se puedan encontrar de la Atlántida o están falsificados para ocultar que la Tierra se estiró por la zona que era la Atlántida, un continente largo de norte a sur, pero más bien estrecho, o no se corresponden con la realidad a la que pretenden representar

 

 

Manuscritos de Geenom

 

Los cambios geológicos que marcaron el final de la generación atlante modificaron masas continentales y borraron casi en su totalidad los vestigios de esa generación. Atlántida y Lemuria desaparecieron bajo las aguas y los continentes se reconfiguraron al aspecto en que hoy los conocéis. Sin embargo, estos acontecimientos no sucedieron de la noche a la mañana. Su comienzo ocurrió hace 25.000 años y su final hace aproximadamente 12.000. Durante ese tiempo, naves de la Confederación de Mundos Habitados de la Galaxia fueron recogiendo especímenes animales y vegetales para salvaguardarlas del cataclismo y poder reintegrarlas a su hábitat natural una vez hubiera pasado todo.

 

De la misma forma, muchos hombres que habían alcanzado un grado de evolución acorde con el de sociedades armónicas que pueblan otros planetas, fueron llevados a ellos para seguir su ascenso evolutivo. Por el contrario, quienes no alcanzaron ese grado de evolución tuvieron que repetir sus experiencias nuevamente en la Tierra, dando lugar a la TERCERA GENERACIÓN, la actual, la cual está constituida por tres tipos de razas humanas diferentes:

 

La raza blanca – compuesta por terrestres que sobrevivieron al cataclismo y que no habían alcanzado el nivel evolutivo suficiente para acceder al siguiente escalón en la escala evolutiva. Eran descendientes de los uranitas que habían sido traídos hacía 25.000 años.

 

La raza negra – procedente de un planeta que sufrió alteraciones en la órbita alrededor de su sol, como consecuencia de las cuales se vio modificada su masa y su atmósfera, lo que provocó que sus habitantes tuvieran que ser trasladados a la Tierra.

 

La raza amarilla – procedente de un satélite de Saturno ya desaparecido. Al parecer, la causa de la desaparición fue la incorrecta utilización de la energía atómica, que provocó, al estallar, el cinturón de asteroides y polvo que forman los conocidos anillos de Saturno. La raza roja es el resultado de un mestizaje ocurrido en ese planeta.

 

Junto a todos estos hombres vinieron algunos terrestres de la generación atlante que antes del cataclismo habían sido sacados de la Tierra por los Hermanos Mayores y llevados a colonias donde se ocuparon en aprender y practicar un modo de vida basado en el respeto y el equilibrio. Estos hombres vinieron a la Tierra como Patriarcas y dieron referencias sobre cuál era el objetivo a lograr, a la nueva generación que comenzaba.

 

El objetivo era el mismo que el de cualquier generación de cualquier planeta: aprender a construir sociedades armónicas basadas en relaciones de intercambio justo entre todos los hombres. Aprender a regular las dimensiones inferiores, vegetal y animal, basándose en el equilibrio ecológico. Aprender a no interferir en la evolución del hombre y del planeta que les sirve de soporte.

 

Los manuscritos de Geenom I – Terrestres, esta es la Historia